Cómo superé mi depresión tras una vida de procrastinación

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“¡No lo pospongas más! La procrastinación engendra culpa, la culpa engendra depresión y la depresión engendra fracaso”.
-Bárbara Corcoran

Me llamo Michelle y escribo esto con una tremenda sensación de alivio. Realmente siento como si me hubiera quitado un enorme peso de encima, y quiero contarles por qué.

Mi esperanza es que pueda ahorrarles la miseria que soporté y superar su procrastinación, antes de que les cause el daño que me hizo a mí. A pesar de que ahora soy mucho más feliz y, francamente, mejor persona, el viaje para llegar a donde estoy no se lo desearía a nadie.

Un día cualquiera

Fui una procrastinadora desde que tengo memoria. En la escuela primaria, mis maestros me advirtieron que mi hábito de esperar hasta el último minuto para terminar las tareas me afectaría seriamente algún día. Pero sus consejos me entraron por un oído y me salieron por el otro.

Esto continuó durante la universidad, aunque logré graduarme sin demasiado estrés. Claro que tuve que pasar algunas noches en vela, pero eso es parte de ser una estudiante universitaria.

Si no hacia algo a tiempo, yo era la única que se veía afectada. Pero eso cambió una vez formé mi familia.

Sintiendo el daño

Qué distinto es todo con responsabilidades, ¿no? Antes cuando lograba terminar proyecto, sentía una gran sensación de logro. ¡Lo hice!

Pero cuando mi hábito de procrastinarlo todo comenzó a afectar directamente a mi familia, esa sensación de logro se convirtió en un sentimiento generalizado de pavor.

De repente, mi procrastinación estaba haciendo la vida más difícil para mis seres queridos. Esperar hasta el último minuto para reservar las citas médicas de mis hijos significaba que no recibirían la mejor atención posible.

El retraso en el pago de las facturas puso mucha presión sobre mi esposo y causó un sinfín de dolores de cabeza, mientras tratábamos de resolver nuestras finanzas.

Mientras tanto, sabía que si pudiera adelantarme a las cosas en lugar de constantemente perseguirlas, todo sería mucho más fácil y mi familia estaría mejor.

Pero simplemente no podía hacerlo.

Y a cuando vi que mi procrastinación causaba problemas a mi familia, caí en un espiral de depresión y ansiedad cada vez más profundas. No solo me sentía como un fracaso por causar todo esto, sino que mi estado de ánimo diario se volvía cada vez más oscuro.

Me volví desagradable de estar cerca.

Por supuesto, mis hijos se dieron cuenta de esto y empezaron a interactuar con mi esposo más que conmigo. Eso me hizo sentir como una terrible madre y ser humano.

El Golpe Final.

Mientras veía crecer a mis hijos sin participar en sus vidas, animándolos en sus éxitos y tropiezos, mi matrimonio estaba al borde del colapso. Mi esposo simplemente no podía hacerlo todo, especialmente cuando tenía que dedicar su tiempo y energía a apoyarme a mí también.

Así que me dio un ultimátum. Arregla esto, o de lo contrario tendremos que tomar medidas.

Sabía que esa era las mejores palabras que encontraba para comunicarse conmigo.

Así que me ayudó a encontrar un terapeuta para encontrar la causa de mi procrastinación y toda esa angustia mental que la acompañaba.

Pero resultó ser más difícil de lo que pensábamos…

Si bien mi terapeuta me ayudó a darme cuenta de cuánto se relacionaba mi procrastinación con mi depresión, cambiar mi comportamiento fue una historia diferente.

Lo primero que intentamos fue, por supuesto, un régimen de medicamentos antidepresivos y ansiolíticos.

Seis meses después, y me sentía aún más desconectada del mundo que me rodeaba y confusa acerca de la vida. Peor aún, procrastinaba TODO lo que tenía que hacer. Quería dejar los medicamentos, pero mi esposo y mi terapeuta no estaban dispuestos a hacerlo sin algo que los reemplazara.

Luego, una mañana, mi esposo me llamó y me mostró un sitio web. Respondió algunas preguntas sobre la naturaleza de mi procrastinación y cómo me hizo sentir, y me convenció de responderlas honestamente.

De repente todo cambió.

Con base en mis respuestas, el sistema creó un plan personalizado de tres meses para mi. Según afirmaba, este plan había sido creado por psicólogos y profesionales del bienestar y me permitiría superar mi procrastinación.

Mi esposo y yo éramos escépticos; después de todo, nada más había funcionado antes.

Pero just por eso, y por el hecho de que estaban ofreciendo un gran descuento que hacía a este programa mucho más barato que ir a terapia, decidimos darle una oportunidad.

No voy a sentarme aquí a decir que las cosas cambiaron de la noche a la mañana. No lo hicieron. Aunque en el gran esquema de las cosas, el mes que tardé en comenzar a ver resultados fue nada en comparación tantos meses de estancamiento anteriores y años de golpearme la cabeza contra la pared.

Cuando los resultados del test llegaron, toda mi perspectiva de la vida cambió.

¡Saliendo finalmente adelante!

Lo que hizo este programa, esencialmente, fue reprogramar mi rutina diaria para que la procrastinación ni siquiera fuera algo en lo que pensara. Simplemente no tenía sentido esperar para hacer algo cuando podía hacerlo en ese momento.

Ese cambio radical de perspectiva fue lo que me liberó de la procrastinación. A medida que comencé a ser más proactiva, ¡mi autoestima también comenzó a crecer! Ya no me sentía como un fracaso; Ya no me sentía como alguien con quien nadie quería estar cerca.

Esto ha marcado TODA la diferencia en mi vida como madre y profesional.

Finalmente, siento que no estoy tratando constantemente de ponerme al día, y siento que tengo el control.

¡Y pensar que todo comenzó con un simple cuestionario!

Haz clic en el link de abajo para responder el cuestionario inicial de Virtue Map, y tu plan personalizado estará listo en cuestión de minutos.

Después de eso, es solo cuestión de mejorar como te sientes.

Después de todo, si estás en una situación como la mía, hay mucho que ganar y muy poco que perder.

Sólo tienes que intentarlo. ¡Tú puedes!

Responde unas pocas preguntas y descubre cuál enfoque anti-procrastinación es mejor para ti
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