Cómo usé la pandemia para por fin dejar de procrastinar (y cómo puedes hacerlo tú en 2022)

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Soy Sue, solía ser mesera y ahora soy bióloga pesquera y quiero decirte cómo los dos últimos años cambiaron mi vida. Así, quizá puedas evitar sentir toda esa inseguridad y esas dudas, y cortar de raíz la mala costumbre de procrastinar antes de que sufras las mismas consecuencias que yo.

2020 empezó bien. Estaba trabajando demasiadas horas en un bar-restaurante y nunca tenía tiempo libre para tomarme unas vacaciones, pero así era la vida. El costo de vivir en mi área era bastante alto, así que nunca me quedaba suficiente dinero al final del mes para ahorrar para una época de vacas flacas. Sobra decir que esa época llegó de manera terrible cuando la pandemia cerró todo.

Afortunadamente, el dueño del local se preocupaba mucho por su personal e hizo lo que pudo para que pudiéramos recibir algo de dinero. El problema era que el dinero no era suficiente y para obtener más, necesitaba presentar solicitudes para diferentes programas de desempleo y ayuda para el arriendo. Para la mayoría de las personas habría sido algo sencillo, pero para una procrastinadora como yo, resultó ser un gran calvario que casi me hundió.

Retrasos

Yo sabía que, gracias a una moratoria sobre los desalojos, el dueño no podía desalojarme. Aparte de eso, debía presentarme rápido en todos esos trámites y cada vez que he hecho algo así siempre me encuentro algún problema. Esta vez no fue la excepción. Cuando finalmente solicité la ayuda por desempleo, me dijeron que no cumplía los requisitos, aunque ya no estaba oficialmente en el bar.

Lo que siguió fue un calvario terrible en el cual avanzaba un paso y retrocedía dos, y que duró prácticamente toda la cuarentena. Al mismo tiempo, no cumplía los requisitos para la ayuda para el arriendo porque no podía demostrar que tenía ingresos reducidos. Con esto, empecé en un camino de decadencia que me hizo pensar que no tenía salida y todo eso se mantenía por mi aversión a los trámites y mi costumbre continua de esperar hasta el último segundo para completar un papeleo tan importante como el del desempleo.

 

Sin rumbo

Para cuando finalmente me aprobaron la ayuda por desempleo, las empresas estaban volviendo a abrir. Como mi anterior jefe no podía darme un trabajo a tiempo completo, terminé desempleada más tiempo del que realmente quería. Pero al menos esto me ayudó a solicitar la ayuda de arriendo de forma retroactiva, lo cual me permitió salir del hoyo imposible en el cual me encontraba.

Pero lo más importante que ocurrió en la cuarentena y en el tiempo que pasé desempleada, es que me dio más tiempo del que he tenido en años. Aunque esto parece algo bueno, se volvió monótono muy rápido. No tenía a dónde ir y nadie que me acompañara. Esto me llevó a comer y beber demasiado y básicamente dar vueltas en círculos en medio de una “niebla” de la que no sabía cómo salir. Al final, empecé a preguntarme si mi vida estaba yendo por el camino correcto.

En la boca del lobo

Una vez que empiezas a pensar en tu vida y lo que te trajo a donde estás, tu mente puede ir en todo tipo de direcciones, muchas de estas oscuras. Estaba trabajando en ese bar porque cuando salí de la universidad, los trabajos en mi campo científico en particular eran muy complicados de encontrar.

Tenía experiencia en la industria gastronómica y quería salir de mi pueblo, así que me mudé a una ciudad que me gustaba y empecé a trabajar. Después de eso, básicamente me dejé llevar por el estilo de vida y sin darme cuenta había pasado cinco años y ni siquiera estaba buscando si podía encontrar un trabajo en la carrera que una vez fue el sueño de mi vida. Eso significaba sentarme frente a una computadora y enviar muchas solicitudes: dos cosas que odiaba hacer por mucho tiempo.

Ir al bosque y observar la vida salvaje parecía algo interesante cuando estaba en la universidad, pero ahora me parecía lejano y muy aburrido. Pero si no lo intentaba, ¿cuál era la alternativa? No quería seguir sirviendo bebidas, ¿cierto?

¿Alguna vez te has despertado un día y te preguntaste qué diablos estabas haciendo con tu vida?

Eso era lo que me estaba sucediendo cuando el verano de 2020 daba paso al otoño y las restricciones en los bares y restaurantes empezaban a regresar.

En este punto, comencé a pensar en dónde me encontraba y dónde quería estar, pero me pregunté si de verdad tenía la fuerza para cambiarlo todo.

Cuando el otoño se convirtió en invierno, estaba navegando sin rumbo por la web cuando encontré un sitio que me hizo preguntas que me sacaron de mi estupor. Me forzó a evaluarme a mí misma y mi estado mental en ese momento.

Virtue Map me hizo enfrentar lo mucho que mi procrastinación había decidido cómo vivía mi vida. El programa preparó un plan de tres meses diseñado específicamente para ayudarme a superar mi procrastinación y reducir o eliminar su efecto en mi vida diaria. El precio era razonable y el compromiso diario de menos de 10 minutos parecía viable, así que, en la víspera de año nuevo más aburrida que recuerdo, decidí intentarlo y ver lo que podía lograr.

 

Recordar quién eres

Fue un comienzo lento pero revelador. Cada día recibía un correo electrónico que eliminaba una capa de lo que estaba causando mi procrastinación y cómo se estaba manifestando en mi vida. Junto con eso venía una tarea que me ayudaba a explorar de manera profunda por qué me estaba sintiendo así o cómo trabajar para superarlo. Después de dos semanas, tenía una mejor idea de por qué era como era.

Después de un mes, empecé a sentir el cambio en mí con cada día que pasaba. Tenía un nuevo propósito y una nueva rutina que me permitía ver la vida a través de una perspectiva que no incluía la posibilidad de procrastinar.

Dos meses después, los caminos hacia el futuro estaban empezando a formarse. Nada parece posible cuando estás atascado en un limbo. Virtue Map me permitió identificar y reorganizar mi mentalidad pesimista para poder aprovechar mi vida y las oportunidades que tenía frente a mí.

Cuando llegó la primavera y trajo consigo las vacunas y la reducción de las restricciones esa temporada, mi situación comenzó a definirse. Me di cuenta de que, si no exploraba las oportunidades disponibles como bióloga de la vida salvaje, nunca podría saber si estaba perdiendo la pasión de mi vida.

Entonces, aunque significó ganar menos dinero y mudarme a un área que no conocía, me senté, busqué oportunidades disponibles y llené todo el papeleo. En este punto estaba asombrada por todo lo que había hecho Virtue Map por mí. Estaba sorprendida cuando pude hacer todo esto sin pensar en el tiempo que estaba desperdiciando o sin pensar en dejarlo para el día siguiente. Así era la vida y no era la gran cosa.

Ahora estoy explorando mi pasión en la cuenca del Río Colorado. Y, aunque hubo algunos inconvenientes en el camino (teniendo en cuenta que mi campo está sintiendo los efectos de la pandemia), definitivamente estoy viviendo la experiencia que me había negado todos estos años.

¿Seguiré con esto a largo plazo? Todavía no lo sé. Pero sí sé que estoy mejor por haber superado finalmente los estragos de la procrastinación y las dificultades de avanzar lentamente mientras caigo en la misma vieja rutina solo porque no quería hacer lo necesario para cambiar.

En vez de permitir que las incertidumbres de 2022 me paralicen, estoy emocionada de lo que pueda venir.

Y si yo puedo abandonar mis malos hábitos y dejar atrás la procrastinación, tú también puedes. Te lo debes: haz clic en el siguiente enlace, responde al test (con honestidad) y suscríbete en tu plan personalizado antiprocrastinación.

Créeme, sin importar lo que escojas hacer después, te sentirás mejor una vez que tomes el mando de tu vida.

Ahora mismo, al igual que yo hice en 2021, tienes la oportunidad de comenzar 2022 descubriendo tu verdadero yo. Espero que encuentres la fuerza para intentarlo.

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